¡Déjate abrazar por las olas de Dios!

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Terminamos hoy nuestro estudio sobre el Salmo 42:6-7, y te quiero invitar a recibir la obra del Señor en tu vida.

“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. Dios mío, mi alma está abatida en mí; me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar” (Salmo 42:5-6).

“…desde la tierra del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar”

A veces, nuestra vida es como un desierto: nos encontramos como atorados entre dos dunas, sin ninguna provisión a la vista, y con un problema que amenaza quemarnos la piel sin que podamos refugiarnos bajo la sombra.

La buena noticia es que, aun en medio del desierto, Dios hace nacer un río de vida: “Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones” (Apocalipsis 22:1-2).

Israel atravesó por el río Jordán, que en hebreo significa “el que desciende”. Jesús, como un río, descendió del cielo para alzarnos hacia Él y transformarnos en Su gloria. “Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí” (Salmo 42:7).

Deja que el río de Dios pase sobre ti, querido(a) amigo(a), caudal tras caudal, ola tras ola, hasta quitar todo lo que ocasiona el desánimo en tu vida. ¡Las olas de Dios son más potentes que cualquier desánimo que quiera venir contra ti!

Recuerda que, en comparación con la grandeza de Dios, todo lo que nos agobia es muy pequeño. Ya no tienes porqué estar desanimado, ¡el Señor está aquí!

Deja que Sus olas de amor pasen sobre ti.

Te invito a orar unos instantes: “Señor, frente a todas las tempestades de desánimo, inquietud e injusticia, quiero volverme hacia ti. Quiero gritar hacia ti, en vez de quejarme. Quiero volver mi mirada hacia ti para recibir una ola fresca y poderosa de aliento, de sanidad, de restauración, de perdón, de amor. Que tu Nombre sea bendito, Señor, Tú, el que nunca me abandona. ¡Te amo, Señor! Amén.”

Gracias por existir,
Eric Célérier

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4 Comments

  1. Jaime Santos el 27/10/2019 a las 11:44 AM

    Tu oh Dios nos has dado unción del cielo pura ,es la única que nos abraza llenando de paz nuestro ser espiritu y alma soporte en nuestra carne . gracias por existir.

  2. Norberto el 27/10/2019 a las 5:30 PM

    Oren por mi

  3. Aurora el 28/10/2019 a las 12:01 AM

    Son edificantes

  4. Oscar Guadalupe el 28/10/2019 a las 6:25 AM

    Deseo recibir esta bendicion , graciad

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